Ir al contenido principal

Las bendiciones de Seminario

 Ningún joven se encuentra solo en su decisión de asistir a seminario. Por todo el mundo, cientos de miles de jóvenes hacen de seminario una parte de su vida y llegan a sus salones de clase por autobús, canoa, bicicleta y otras formas más. Algunos jóvenes se levantan temprano y viajan grandes distancias para llegar a tiempo, mientras que otros hacen el recorrido por la noche, y aun otros estudian en casa varios días a la semana.

Asistir a seminario requiere sacrificio, pero los jóvenes de todo el mundo se están dando cuenta de que participar en seminario vale cualquier esfuerzo; y los que participan tienen algo en común: las experiencias que tienen en seminario los acercan más al Salvador y a nuestro Padre Celestial.

Recibir las bendiciones prometidas

¿Por qué es seminario tan importante? Algunas de las razones incluyen estas promesas de profetas y apóstoles de los últimos días:

  • Se “convierte en una bendición para la salvación del Israel moderno en un momento sumamente difícil”1.

  • Me “preparar[á] para presentar el mensaje del Evangelio restaurado a aquellos que tenga la oportunidad de conocer”2.

  • Me ayuda a “obtener una comprensión esencial de la verdad”3.

  • Seminario me “brinda grandes oportunidades de aprender las doctrinas que [me] harán [feliz]; [me] proporciona oportunidades maravillosas para [relacionarme] con otras personas que son de [mi] misma fe”4.

  • “[Mi] conocimiento del Evangelio aumentará, [mi] fe será fortalecida, y [cultivaré] maravillosas relaciones y amistades”5.

  • “…es de mucho beneficio… en lo que respecta a la riqueza espiritual, a la fortaleza moral para resistir el mal que nos rodea y a un vasto aumento en el conocimiento del Evangelio”6.

  • Es “una de las mejores preparaciones para una misión”7.

Una prioridad

El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, ha enseñado: “…el solo hecho de que algo sea bueno, no es razón suficiente para hacerlo. El número de las cosas buenas que podemos hacer es mucho mayor que el tiempo disponible para lograrlas. Algunas cosas son mejores que buenas y merecen que les demos prioridad”8. Es un consejo importante para recordar al decidir la forma de dar prioridad a seminario entre las actividades que un joven puede tener.

Preparación para servir en misiones

Seminario sirve también como una excelente preparación para la obra misional que llevarás a cabo como miembro misionero hoy en día, y también si prestas servicio como misionero de tiempo completo en el futuro.

Llegar a conocer a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo

Recientemente se le preguntó a un grupo de jóvenes en qué forma seminario había sido una bendición para ellos. Sus respuestas revelan un tema importante: que seminario los ayuda a acercarse al Padre Celestial y al Salvador. El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, ha enseñado: “Todos los temas que estudien en seminario son importantes. Cada año, al centrarse en uno de los volúmenes de las Escrituras, el enfoque central es el Señor Jesucristo”9.

Un programa con bendiciones eternas

El élder L. Tom Perry habló sobre efectos de seminario que pueden durar toda la vida:

“Hace muchos años tuve el privilegio de enseñar seminario matutino. La clase se realizaba desde las 6:30 hasta las 7:30 de la mañana todos los días escolares. Durante dos años, vi a adormilados alumnos llegar a tropezones a la clase, desafiando al instructor a despertarlos. Se ofrecía una oración y se daba un pensamiento espiritual, y veía despertar las mentes inteligentes, deseosas de aumentar su conocimiento de las Escrituras. Lo más difícil de la clase era terminar la lección a tiempo para que los alumnos acudiesen a sus clases regulares de la escuela secundaria. A medida que avanzaba el año escolar, observaba que cada uno de los alumnos iba adquiriendo más confianza, así como amistades más estrechas y un creciente testimonio del Evangelio.

“Hace unos pocos años, me encontraba en un supermercado en una ciudad que está cerca de aquí, cuando oí que alguien me llamaba por mi nombre. Al darme vuelta, me saludaron dos de mis ex alumnos de seminario. Eran marido y mujer, y me presentaron a sus cuatro hermosos hijos. Mientras charlábamos, me asombró enterarme del número de compañeros de seminario con los que todavía mantenían contacto, aun después de todos esos años. Aquello evidenció el vínculo de afecto especial que se había creado en esa clase de seminario matutino”.

Comentarios