Ir al contenido principal

#3 Conociendo a: Karina Mendoza

 

Karina Mendoza

(Maestra Sociedad de Socorro)

¿Dónde naciste?

En Trujillo, Perú.

¿Cuando te bautizaste y qué recuerdas de ese día?

Yo me bauticé el 28 de julio del año 2002, ya prácticamente 18 años. Lo que yo más recuerdo de ese día es que a pesar de que yo estaba sola, porque recién llevaba 4 meses en este país (Chile), país donde he tenido la oportunidad de tener trabajo y poder surgir, pero en ese tiempo yo recién llegaba, tenía apenas 4 meses. A pesar de que estaba sola, había escuchado a los misioneros y me había decidido bautizar muy rápido porque había sentido el Espíritu. A pesar de que estaba sola, ese día yo no me sentí sola realmente. El día de mi bautismo tuve más de 60 personas miembros acompañándome. Estuvo toda la familia para la cual yo trabajaba. Tuve a mucha gente a mi alrededor, por lo que realmente no me sentí sola. Me sentí realmente acompañada, sentí ese día el poder del espíritu al saber que lo que yo estaba haciendo era algo muy importante para mí y no solamente para mí, sino que realmente habían personas detrás mío que me estaban dando importancia sobre la mejor decisión de mi vida y sé que hubo un cambio en ese día. Tuve muchas sorpresas en mi bautismo, muchas personas cantaron himnos y canciones de la iglesia. Hubo coros de los niños de la Primaria, de los jóvenes y de la Sociedad de Socorro. Fue muy bonita la experiencia de mi bautismo.

¿A qué te dedicas y/o que has estudiado?

Yo me dedico a la ventas. Vendo todo lo que son artículos escolares y de oficina. Impresiones y fotocopias. Es a eso a lo que yo me dedico y con eso me sustento.

¿Cuál es tu himno y escritura favorita?

Mi himno favorito es el 190, "Hay un hogar eterno". Es un himno muy precioso en el cual desde el momento en que le escuché, recuerdo que algún día toda mi familia va a estar conmigo.
Y mi escritura favorita está en Doctrina y Convenios 19:23 la cual dice "Aprende de mí y escucha mis palabras; camina en la mansedumbre de mi Espíritu, y en mí tendrás paz". Esas palabras son de cuando habla Jesucristo y me hace entender de que yo nunca estoy sola. Que pase lo que pase, esté donde esté, siempre va a estar conmigo y mientras yo piense y haga las cosas y actúe como él quiere, Él me va a dar paz. Me va a dar la tranquilidad de estar siempre conmigo y con mi familia.

¿Cuál es tu plato favorito?

Mi plato favorito es el arroz con mariscos y también el arroz verde.

¿Qué sueles hacer en tu tiempo libre?

Tengo hartas cosas que me gustan. Me gusta bailar, leer, mirar muchas cosas en youtube, pero lo que más me llama la atención de hacer siempre es leer notas de medicina, videos en los cuales muestran cosas de enfermería y la instrumentación. Me encantan todas las cosas sobre ayudar a las demás personas, poder salvar, y rescates en cuanto a medicina.

¿Qué es lo que más extrañas de ir a la Iglesia?

Lo que más extraño de poder asistir a la Iglesia es poder renovar mis convenios. En realidad para poder recordarlo... en este tiempo es lo que uno más puede hacer, es lo que más se extraña pero además extraño el poder estar juntos con todos los hermanos. Poder saber cómo ellos están. Escuchar un poco de los mensajes, eso es lo que uno más extraña y los testimonios de los hermanos los cuales siempre cuando ellos testifican a mí me engrandece muchísimo saber que no solamente yo tengo un testimonio, sino que todos los que están ahí tienen lo mismo que yo y sienten lo mismo que yo. Eso hace crecer más mi testimonio y me hace saber de que esto es de verdad y que cualquier cosa que nosotros hagamos, no solamente el Señor bendice a una sola familia, sino que a todos; en diferentes tipos de capacidades, como estemos, Él nunca se olvida de nosotros. Eso es lo que más extraño.

¿Podría compartir alguna experiencia espiritual durante la cuarenta?

Bueno, en verdad tengo varias. La experiencia más grata que yo puedo tener es poder tener este sentimiento de tranquilidad y saber que siempre hay alguien que está con nosotros. A mí me han faltado muchas cosas, pero siempre me ayuda el poder estar pensando de que Jesucristo está con nosotros, que Él nunca nos deja de lado, nos ayuda. Y lo más importante, yo creo que es que el Señor quiere que nos conozcamos como familia, porque no ha habido ninguna enfermedad en el mundo como la que está afectando ahora. Muchas familias, incluida la mía, hemos vivido más trabajando, trabajando y trabajando y generalmente vivíamos más para el trabajo que para poder conocernos más. Durante todo este tiempo, hemos podido conocernos mucho, pero mucho más con mi hijo, con mi esposo y con mi perro que también tengo. Hemos podido estar más juntos, hemos podido realizar más cosas que antes no hacíamos; jugar, estar juntos leyendo las escrituras, poder hablar de cada uno de nosotros, el poder decirnos cara a cara si tenemos alguna dificultad, es cómo volvernos a conocer. Yo creo que el Señor ha dado esta oportunidad para que cada una de las familias se conozcan un poco más y podemos reconocer que Él existe y que gracias a Él vamos a poder tener este sentimiento de tranquilidad y paz para poder pasar este tiempo en cuarentena. No imagino haber pasado una cuarentena sin mi familia. Estar encerrada yo sola sin ver a nadie, pero es gratificante poder tener a nuestra familia cerca y poder saber que nos amamos y que todo se lo debemos a nuestro Padre Celestial y que mediante Jesucristo nosotros algún día también podamos volver a estar juntos. Poder reconocer que la persona que está al lado de nosotros merece respeto. Poder reconocer que a pesar de los años que yo pueda estar aquí, no solamente mi trabajo y todas las cosas y aventuras que hay fuera de esta casa son lo más importante, sino que nuestro hogar, por que es el único refugio donde podemos estar pase lo que pase. Así yo pueda estar enferma, yo sé que mi familia va a estar conmigo, eso no lo dudo.

¿Qué significa para ti ser mamá de un jovencito diácono de la Iglesia?

Es muy gratificante poder saber que yo tengo el sacerdocio dentro de mi hogar mediante mi hijo. Yo lo veo todavía como si fuera un bebé y él me dice "no, ya soy un joven", y en realidad, ya es un joven. Lo gratificante de todo esto es saber que, aunque yo me equivoque o su papá se equivoque, él igual toma las mejores cosas de nosotros. Él siempre dice cuando estamos sentados en una mesa: "Yo sé que tengo que salir a una misión. Yo sé que Jesucristo vive. Yo sé que cuando nosotros hacemos esto y estamos juntos como familia, lo vamos a recordar siempre y vamos a estar para siempre juntos". Entonces para mí es muy gratificante saber que mi hijo en nuestros almuerzos, en nuestras noches de hogares, él pueda testificar eso. Algo muy bonito que en el colegio le pidieron hacer, es una carta pidiendo perdón a alguien. Y él escribió una carta hacia mí, donde él decía que me pedía perdón por a veces haber ocasionado alguna molestia conmigo, perdón porque a lo mejor en algún momento alzó la voz y no sabía con qué tono de voz me lo estaba diciendo. Perdón por haber estado dentro de mi guatita y haberme pateado y a lo mejor haberme hecho doler o quizás por haber estado en mi guatita y haberme pedido muchas cosas para comer. Me pedía perdón por eso y me agradeció por haberle dado la vida, por haber aguantado tanto en los nueve meses para poder él estar aquí. Entonces son palabras muy hermosas que él me dedicó en una carta. Cuando yo la leí, me emocioné y estoy agradecida por tener un hijo muy bueno. Un hijo que cada vez que he tenido problemas, él ha estado ahí. Cada vez que yo he necesitado los brazos, los consejos de alguien; a pesar de su tan pequeña edad (tiene 12 años), él ha podido estar ahí conmigo. Sé sin ninguna duda, que el Señor ha sido el que ha puesto todas las palabras, todas las cosas que él dice hacia mi o me lo dice como consejo.
Me siento muy orgullosa de mi hijo, muy orgullosa de que él esté aquí. Sé que va a ser un gran hombre.
Y ya es grande mi hijo, siendo un Diácono, de poderlo ver orgullosamente repartiendo la Santa Cena o ver decirme; "Mamá, yo soy presidente". Me da gusto que él siga el ejemplo, no tan sólo mío sino que también de su papá. Eso se lo agradezco yo a Jesucristo. A mi Padre Celestial, porque sé que sin Él, sin yo haber conocido en evangelio, sin yo haberme bautizado, esto no se hubiera dado. Por eso soy inmensamente agradecida. Agradecida por todo lo bello y hermoso de mi hijo.
Sé que él va a seguir y en algún día va a ser un gran líder.

¿De qué manera te esfuerzas por #Escucharlo?

Yo creo que más que un esfuerzo, es algo que ya es innato en mí; poder escuchar a Jesucristo es poder saber que Él está vivo. Haciendo las noches de hogar, leyendo las escrituras, recordándolo en nuestra hora de almuerzo y en nuestras oraciones, entonces no es cómo un esfuerzo, pero sí es gratificante poder tener el espíritu para poder reconocer a dónde podemos ir y cómo podemos ayudar. Eso te engrandece con un gran testimonio cuando tú puedes ir y no solamente sentir ese testimonio para sí mismo, sino que compartirlo con alguien más, aunque algunas personas no estén de acuerdo contigo. Yo sé que cuando uno habla y da testimonio con el poder del Espíritu, las otras personas, aunque no crean, igual quedan con un sentimiento de poder al saber lo que yo tengo, y me lo dicen de repente. Hay mucha gente que me dice no saber qué tengo pero que hay algo distinto en mí. Y yo sé que ese algo distinto y que nos hace a todos los miembros de la iglesia, es reconocer que nosotros venimos de un Dios. El Libro de Mormón cambia vidas. La iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la única en la faz de la tierra.
Realmente si nosotros queremos podemos cambiar.
Yo no he sido mala antes de bautizarme ni nada, pero mi visión, mi vida, mi mundo era distinto. Después de eso, es como si hubieran sacado un velo, como si hubieran destapado algo de mis ojos y yo poder ver de diferente manera. Y lo más importante es que a pesar de mis desafíos, de mis dificultades, mis tormentos, mis muchas cosas que he tenido en la vida, los he sabido sobrepasar con mucha fe y no he podido decaer tanto. Siempre después de eso, haber brindado una sonrisa, algo que lo reconoce casi la mayoría de personas que me conocen.
No voy a dejar de sonreír, porque pase lo que pase, nuestro Señor nos quiere ver felices. Porque para eso hemos venido aquí a la tierra, para ser felices realmente. Y mi felicidad no solamente va a pasar porque yo tenga un poco más de plata, tenga un coche o una casa o algo así. Mi felicidad va a pasar más por las cosas del Señor y mientras más lo conozco soy más feliz.
Sé que cada día que yo tengo no es para que yo sufra, sino para aprender de que eso es un esfuerzo más para poder seguir en la vida y poder reconocer y ayudar a las demás personas cuando ellos lo estén pasando.
Sé y estoy convencida de eso, que para mí ahora quizás no es un esfuerzo. Pero sé que tengo que poner de mí mucho más para poder seguir reconociendo más las señales de Jesucristo y recordar que ya estamos en los últimos tiempos. Por eso están pasando cosas, que son señales las cuales están escritas. Son designios de Dios que ya están escritos, no de ahora sino que de millones de años.
Así que, no hay que desvanecer, en ninguna circunstancia. Sigamos. En mi casa vamos a seguir haciendo las cosas como corresponden. Escuchando a nuestros líderes. Leyendo las escrituras. Orando para que podamos sentir el espíritu y poder salir de esta pandemia, de este Coronavirus que está afectando a nivel mundial.
Pero que a pesar de lo que pase, yo tengo fe que el Señor nos va a cuidar. Va a cuidar a mi familia, a cada familia que no solamente hace el esfuerzo, sino que lo hace de forma innata para poder saber y conocer que existe un Dios y poder compartirlo con nuestros amigos. Quizás se van a reír, muchos de mis amigos se ríen y sí, de repente he sentido como que debo bajar la cabeza pero no, he aprendido que uno no tiene que tener vergüenza cuando habla de nuestro Padre Celestial.
Yo sé que a través del espíritu santo yo sé lo que debo de hacer. No me importa lo que diga la gente.
Sé que no tengo muchas cosas para ayudar, ni nada, pero cuando me piden ayudar, de verdad que saco a veces de donde no tengo para poder hacerlo porque el Señor quiere que lo haga. No esperando nada a cambio. Pero de todas estas cosas yo he aprendido de que yo doy y se me triplica.
El Señor quiere que nosotros también podamos compartir las cosas que sabemos. No olvidemos hermanos de no dejar de ser felices. Somos felices. Y si nos enfermamos de esta enfermedad, tomémoslo con tranquilidad. Roguemos al Señor y oremos mucho para que no nos pueda pasar otra cosa. Y esto yo lo quería compartir, en el nombre de Jesucristo, Amén.

Comentarios